Las quimeras
ilusiones fantasías entusiasmadas danzando libremente cantando
emocionadas festejando esperanzadas amparadas sonrientes felices,
asomando sus sentidos en tardes de diáfanas luces coloridas que se
encienden-apagan-encienden intermitente titilando sueños esperanzas,
perfumándose aromándose en gotas de vida. Las brisas deshojan uno
a uno los pétalos de hermosas flores en el jardín de brillantes
resplandecientes múltiples colores, hojas de miles verdes de verano
que se cimbran cadenciosas asentadas en sutiles sonrisas a la vera de
aquellos recuerdos que hoy se pierden en la distancia inquebrantable
del período que recorre pasa avanza y camina sin detenerse en
espaciados ciclos de desventurada infelicidad. Rompen los miedos, se
exterminan las dudas quebrantos dolores, las tristezas de la tortura
de sueños irrealizables junto con el verde ennegrecido del musgo
húmedo bajando por las praderas de los sueños y ausencias del
espacio de los ciclos anteriores, corroen sus desmigajadas
desilusiones esparcidas en las calles vacías del alma. Se adormecen
los susurros enardecidos entre los pensamientos del largo día. La
luna blanca redonda, sorprendida se esconde entre las dunas del
silencio, dueña de los orillados sueños perdidos entre la
interminable y profunda mirada del recuerdo donde se acurrucan los
antiguos pensamientos adheridos al alma. El aroma de los arándanos
de verano tiernos recién cosechados huelen a aromáticas ilusiones.
Las suaves hortensias humedecidas con lágrimas de rocío se agitan
sorprendidas entre las piedras corroídas por los volcanes
erupcionadas entre el dolor y la pasión de los enamorados, las
ilusiones que todavía quedan en los corazones jóvenes transparentes
aun deseosos, alojados en sueños esperanzadores del que no quisieran
despertar. Los caracoles se asoman curiosos mirando de frente el
sol frontal desafiante que busca las preguntas y respuestas entre los
pequeños arbustos donde se posan los picaflores irisados, las abejas
en busca de su alimento y las mariposas pintadas a mano por el
jardinero de los cielos saltando y volando sobre las hojas de aquel
florido jardín, los insectos alegran con su vuelo despertando el
paisaje. Aparecen y desaparecen las ya ajenas nostalgias escondidas
en los rosales florecidos. El amor invade metiéndose entre las
luces y sombras del vergel, coloreados de sonrisas alegría felicidad
de los seres que viven y reviven bajo el alero de las ilusiones de la
vida... Las alamedas suenan como cascabeles mecidos por la brisa en
aquella tarde asoleada refrescando la vida de los amantes, ellos se
miran se besan se enamoran se sonríen se abrazan felices, se
aman...viven...existen.
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